Basilica di San Simpliciano
La basílica es una de las primeras iglesias construidas en Milán. Fue San Ambrosio el que quiso su construcción (siglo IV), pero fue terminada bajo su sucesor San Simpliciano, que fue sepultado aquí. En el año 398 la basílica también acogió las reliquias de tres mártires: Sisinio, Martirio y Alejandro. En el interior, en la cuenca del ábside, la grande Coronación de Maria, en fresco, de Bergognone. La iglesia está conectada a la memoria de la batalla de Legnano: las vidrieras de la fachada ilustran las «Glorias del Carroccio».
Dirección: Piazza San Simpliciano 7 – Milano